martes, 9 de julio de 2013

Ser excéptico

El Ser Humano percibe la realidad  de una forma subjetiva, es decir ve la realidad distorsionada al pasar por el filtro de su mente, de su pensamiento.

Esta distorsión que de la realidad hace nuestra mente tiene su ejemplo extremo en el enfermo mental, pero la sufre todo el mundo. Ser capaces de reconocerla en nosotros mismos puede ser  de gran valor para la consecución de un gran objetivo: si no nos gusta nuestra realidad, tendremos que aprender a cambiar el enfoque que de ella hace nuestra mente,  porque sólo así podremos cambiar nuestra vida.

Hay una realidad, pero cada uno de nosotros vivimos "nuestra propia realidad", como si fuera "nuestro sueño", y ese sueño que es nuestra vida está controlado por las cosas en que creemos, los sentimientos que nos inculcaron de pequeños, lo que aprendimos con la educación que recibimos, toda una realidad subjetiva que nos transmitió conceptos como que somos imperfectos, que tenemos que ser competitivos para ser los mejores, luchar para  "hacer", para "tener", más que para "ser y existir" creando así un  caldo de cultivo para la frustración, el estrés y el sufrimiento.

"El sueño" que es nuestra vida es cierto unicamente porque  es en lo que creemos, no porque sea cierto.  Si nos damos cuenta de ésto habremos dado un paso de gigante hacia nuestra libertad personal. No necesitas creer todas las mentiras, las supersticiones del mundo en que vivimos. Te pondré un ejemplo: Imagina que un día despiertas en la España del siglo XIV, sabiendo lo que sabes hoy, creyendo en lo que crees hoy, viendo lo que creen ellos y como viven su vida. Imagina la opinión que  tendrían de tí y tú de ellos. Toda esa gente vivía sumida en supersticiones,  nada de lo que  ellos creían era verdad. Y eso lo sabes por lo que crees hoy en día, pero para ellos eso era lo normal,  no sabían otra cosa. Ahora  quién te dice que tú no estás en el mismo caso que estaban ellos en su tiempo.
¿Por qué lo que tu crees ahora no es igual a lo que ellos creían en su tiempo?. Imagina que alguien viene del futuro y convive con nosotros. ¿Que podría pensar?.

El verdadero conflicto que existe en la mente humana, y unicamente en la mente humana ya que esto no existe en los animales ni en la naturaleza, el verdadero conflicto no es entre el bien y el mal. El bien y el mal es unicamente la consecuencia del verdadero conflicto, el que se produce  entre la verdad y las mentiras. Creer en todas las mentiras  que nos enseñan desde pequeños es lo que nos lleva a la violencia, a la injusticia, al sufrimiento y la frustración. Creer en todas esas mentiras y tratar de impornerlas es lo que nos lleva a lo que conocemos como el mal. Sin embargo, lo auténtico, ser lo que realmente somos, es lo que nos lleva a la felicidad.
En la vida tienes que saber escuchar pero debes ser excéptico porque todo el mundo vive en las mentiras, incluido tú. Y no seas excéptico porque te sientas superior, como si dijeras: "mira que inteligente soy, no creo nada". ¡No!, ¡Aprende a escuchar!

Este planteamiento es el inicio para alcanzar un punto de vista distinto. Los seres humanos debemos despertar de este "sueño" de mentiras, de supersticiones, y así llegar a la comprensión de algo que  ni sospechamos; nuestro carácter divino.  
Ser Dios (no dioses), porque  unicamente existe un Ser. Vemos  millones de estrellas, sabemos que estamos compuestos de millones de celulas, pero todos esos universos se entrelazan entre sí  y forman uno sólo, el Único, del cual todos nosotros formamos parte, todo lo existente, todos somos Dios, aunque no nos demos cuenta.  El reto es tomar esa responsabilidad. Llegar a asumir el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Dejar ir al ciclo del sueño en el que has vivido, a todas las mentiras que te han introducido desde niño y comenzar a vivir en la autenticidad, a vivir EL PRESENTE, que es la ÚNICA VERDAD, por ser lo que siempre ha existido y siempre existirá. . Cuando dejes de existir, el presente seguirá existiendo, cuando se extinga la especie humana, el presente seguirá existiendo, y cuando desaparezca el planeta tierra del Universo, también  seguirá existiendo. 

Ser conscientes que toda  la vida la hemos vivido con una mascara pretendiendo ser lo que no somos y conseguir dejar esa mascara  es un salto de un valor incalculable para nuestra vida.


martes, 2 de julio de 2013

La España que no me gusta

La España que no me gusta
 
La España que no me gusta es esa  que encarna el PP, la que huele a rancia tradición,  a moral católica haciendo política, la  que se reconoce en creencias  y principios inquebrantables, la España que se llena la boca de Dios y Patria  es la que no soporto. Quizás sea el efecto natural de tantos años de dictadura, una larga dictadura  que consiguió abonar el terreno para asentar una ideología basada en la autoridad y la intolerancia.


España ha estado demasiado tiempo sometida a  la ideología del franquismo, que aunque tuvo distintos componentes (tradicionalismo, nacionalcatolicismo, militarismo o conservadurismo), utilizó con especial habilidad los lemas, dada su aversión a los programas políticos y su preferencia por  la acción y la simplificación. Lemas del franquismo como: "¡Una Grande y Libre!", "¡Arriba España!", "¡Por el imperio hacia Dios!" ó  "Centinela  de Occidente", son de por si descriptivos de lo que vengo a referirme. Por ejemplo, éste último lema de centinela de occidente se utilizaba para describir al propio Francisco Franco en un lema que le identifica con la mismísima España, en el extremo occidente de Europa y conservadora de los «valores eternos» de la Civilización Occidental, desafiados por el marxismo. La frase guardaba un paralelismo con la calificación de España como «martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma», de Marcelino Menéndez y Pelayo. En este caso, se identificaba a la España de Franco como un firme bastión antisoviético, en el momento histórico de la guerra fría. 

El tiempo ha pasado, pero esos lemas dejaron huella. España sigue siendo el único pais de Occidente donde existen calles con nombres de responsables de un régimen totalitario impuesto mediante un golpe de estado y donde hay una Basílica en la que están enterrados los líderes de ese régimen y que se visita "en peregrinación".

Y es que se ha conseguido inocular en la sociedad la idea de que en la Guerra Civil española lucharon dos bandos, igualmente legitimados uno u otro,  y eso es absolutamente falso.  Lo que hubo realmente, es un golpe de estado contra un pueblo que vivía en democracia, un pueblo que resistió todo lo que pudo  a un alzamiento militar y fascista. Con mucha honra para nuestro país, lo que en otros países se impuso en las urnas, aquí costó 3 años de guerra,  matar a lo mejor de nuestro pais y expulsar a sus mayores intelectuales, que por cierto ayudaron a fundar las mejores universidades de América latina.

En la guerra unos dieron su vida por defender la democracia y el poder legal establecido y otros por la instauración del fascismo y la dictadura. Esa España que surgió de la dictadura ha vivido de inventarse a una antiespaña y hay que reconocerle que hizo bastante bien su trabajo de  propaganda. Tantos años de propaganda dejaron un caldo de cultivo que por desgracia, tardaremos más de una generación en superar. Un ejemplo para terminar: los golpistas se autodenominaron y así quedaron para la historia como el Ejercito Nacional, ellos eran "los nacionales" y en cambio los demócratas  fueron denominados como los rojos.
Queda claro, ¿no?